Santoña, naturaleza en estado puro
Limitando con la margen izquierda a la desembocadura del rÃo Ansón y a los pies del Monte Bucidero, hallamos Santoña, una de las más antiguas y castizas Villas Marineras de Cantabria. Como bien nos recuerda su slongan publicitario, “Cantabria es infinita“, pero quizá sea el otoño y el periodo en que caen las hojas de los árboles, uno de los mejores momentos para visitar el Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, un lugar que el contacto con la naturaleza en su estado más puro está garantizado.
Declarado Reserva Natural desde 2002, el territorio de las marismas se extiende por los municipios de Santoña, Cicero, Escalante, Argoños, Noja y Suano , llegando a abarcar los bordes más apartados de Laredo, Colindres y Voto. Formadas como consecuencias de una la elevación del nivel del mar tras la última glaciación, son miles el número de aves migratorias que anualmente acoge este parque en su tránsito hacia zonas más templadas. Éstas, sumadas a su población permanente, configuran a este lugar en un paraÃso para especialistas y amantes de la naturaleza.
Sus aguas, fruto de la confluencia de los diferentes cursos de pequeños arroyos y rÃos que en él desaguan, penetran en un estuario a través del canal de san MartÃn, provocando que cada aproximadamente 6 horas y cuarto, se produzca el llenado y vaciado del estuario. De increÃble belleza, resulta la entrada de las marismas el Buciero, donde una isla costera unida al terreno mediante arena llega a formar una pequeña  penÃnsula. Adentrándonos en su interior, nos sorprende un enredado laberinto de marismas que ocupa unas  4.500 hectáreas de terreno y alberga un importantÃsimo ecosistema con abundante fauna y flora, en el que las especies varÃan completamente en función de si nos encontramos en verano o invierno. Un ecosistema que constituye la fuente de vida y manutención de la avifauna allà “residente”.
Para poder observar todo este ciclo de vida marino y sus habitantes, el Parque Natural posee una red de observatorios de aves y fauna, como el de de La Arenilla de Santoña o los de la rÃa de Boo o Colindres. En ambos casos, se trata de un ruta que permite disfrutar de este privilegiado rincón natural en algo más de 2.300 metros , realizando  seis paradas donde se pueden ver paneles explicativos. Curiosos resultan, los molinos de marea que aún conservan los núcleos de población emplazados en las orillas de las marismas  donde aprovechando la fuerza de estas corrientes de agua se conseguÃa llevar a cabo la molienda de cereales.
En tu camino regreso a la villa y al tiempo que contemplas la cantidad de edificios antiguos, fuertes, baterÃas, polvorines y palacios que Santoña contiene, párate en alguno de sus bares o conserveras para degustar los que en la zona son bocados por excelencia: la anchoa y el bonito. ¡Exquisitos! Muy recomendables son también, la ensalada de pimientos y anchoas, los bocartes o el marmite, elaborado al estilo más tradicional. Exploradoras, ¡las villas marineras os esperan!

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Etiquetas: Cantabria, Joyel, Marismas, Parque Natural, Santoña, Victoria, Villas MarinerasAutor: inma
Fecha: 30 Octubre, 2009